Desde sus más primitivos orígenes hasta el último aliento de la gran Cleopatra y los posteriores emperadores romanos, esta tierra de las mil maravillas fue un paraíso cultural y religioso para quienes allí vivieron.
A través de este recorrido por toda la historia del Egipto faraónico reviviremos el pasado para sentirnos al menos por unas horas, parte de los episodios de este gran imperio por el que todos sienten gran admiración y un profundo respeto.
La historia del antiguo Egipto es la más extensa de entre todas las demás civilizaciones, desde la época predinástica en su inicio hasta los romanos en su final. Ya que su estudio no puede ser abarcado en tan pocas líneas, se necesitarán varios capítulos para abarcarla en forma general y por la misma razón no se podrá estudiar a cada faraón y a cada reinado con profundo detalle. Siguiendo este orden de ideas, en forma consecutiva se publicarán estos capítulos cronológicamente para formar una serie que le dará al estudioso la oportunidad de conocer, al menos en forma global, los episodios más importantes del Egipto antiguo.
El nacimiento de un imperio
Desde el año 3500 a.C. Aproximadamente, las primeras tribus nómadas rondaban cerca de las riveras del río Nilo. A través del tiempo estos grupos étnicos se fueron estableciendo fijamente en diferentes puntos de la geografía del valle del norte de África ya que los recursos naturales que les permitían sobrevivir eran muy esperanzadores allí.
De la misma forma en que se fueron estableciendo, se convirtieron en grupos cada vez más grandes y desarrollados y, de la misma forma fue creciendo la rivalidad entre el norte y el sur del Nilo generando conflictos políticos, religiosos y militares por el dominio de uno sobre el otro.
La identidad de Egipto en su nacimiento no se había manifestado como un territorio unido como en los milenios posteriores lo fue. Al norte se encontraba el llamado Bajo Egipto y al sur el Alto Egipto. Ambos eran territorios distintos e independientes el uno del otro. Vale decir que la unión de estos dos territorios fue lo que dio comienzo al imperio que allí se estableció. Pero esta unión no fue posible sin el correr de la sangre ya que como anteriormente se ha dicho, ambos polos rivalizaron en muchas oportunidades.
El 3150 a.C. fue la época de unificación de Egipto y por lo tanto, el inicio de la sucesión dinástica. El Imperio Predinástico está comprendido entre la Dinastía 0 hasta la Dinastía II siendo el primero el nacimiento del imperio egipcio unificado.
El o los autores de esa unión aún no están muy claros a causa de que el tiempo tiene esa historia muy bien custodiada. Sin embargo, los egiptólogos cada día logran desentrañar un poco más el pasado para conocer el origen de una de las civilizaciones más poderosas del pasado.
Incluso los registros escritos son insuficientes para conocer el origen de los primeros pobladores de esas tierras. Ya en la época de los faraones los egipcios conocían las fechas a través de listas de reinados. Por ejemplo, en el templo de Seti I, padre de Ramsés II-ambos de la Dinastía XIX- se encuentra una lista con los nombres de los gobernantes de Egipto en sus diferentes períodos de reinado. De tal manera, los antiguos egipcios tenían registrados los reyes que gobernaron en su territorio. Durante la época de los Ptolomeos, un escriba llamado Manetón se dedicó ha hacer una obra llamada la Egyptiaca. La misma era una lista con todos los gobernantes de la antigüedad. Lamentablemente la obra de Manetón no ha sido encontrada y lo que queda son traducciones hechas por otros autores. A pesar de todo , aún es imposible decir con certeza quién fue el unificador del Alto y Bajo Egipto. Seguidamente, la llegada de los cristianos a este país enmudeció por muchos siglos hasta los tiempos modernos, los relatos faraónicos de las paredes de los templos a través de la prohibición del habla egipcio, de la escritura jeroglífica y el culto en los templos antiguos por considerarse paganos. Luego, en 1799 una roca encontrada en Rosetta por el oficial de ingenieros Bouchard perteneciente al grupo expedicionario de Napoleón, fue la clave para volver a la vida los antiguos símbolos egipcios. En la llamada Piedra de Rosetta estaba inscrito un texto en tres distintas lenguas; en jeroglífico, en demótico y en griego. El desciframiento de la Piedra de Rosetta por el ilustre Jean Francois Champollion el 14 de Septiembre de 1822, fue la clave para la reconstrucción de la historia egipcia que desde hace tantos siglos permanecía hermética incluso para los nativos de aquel desértico lugar.
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Gracias a Champollion fue posible leer los jeroglíficos abundantes en los antiguos monumentos edificados por los faraones. La carrera por descubrir el pasado fue inmediata. Parte de las investigaciones se adoctrinaban en la búsqueda de los inicios de esa maravillosa civilización. Las investigaciones apuntaron a un rey llamado Menes como el primer rey de Egipto. Sin embargo, más allá de leer las paredes de los templos, el intento por descubrir el nombre del primer faraón aún no es sencillo; durante el año 1898 de nuestra era fue encontrada una paleta ceremonial de maquillaje. En un lado de la paleta hecha en pizarra se ve a un faraón con la corona blanca del Alto Egipto. En su mano tiene un mazo dispuesto a golpear a un prisionero. La escena representa los resultados de una batalla. Del otro lado de la paleta aparece el mismo rey portando la corona roja del Bajo Egipto inspeccionando una hilera de enemigos decapitados. El rey en la paleta ha sido identificado como Narmer por la inscripción de la parte superior de cada lado. Pero en las listas reales como la de Abydos no hablan de ningún rey Narmer, sino de Menes como el fundador de Egipto. Tal discrepancia hace especular que incluso los antiguos egipcios estaban inseguros del verdadero unificador de Las Dos Tierras como también es conocido el Egipto de la antigüedad. A diez metros de la paleta de Narmer se encontró un enorme mazo ritual con una escena que intriga aún más a los investigadores. En ella aparece la imagen de un hombre con la corona blanca haciendo suponer que este personaje era un rey del Alto Egipto. Las imágenes parecen representar la inauguración de un canal de irrigación. Frente a este rey hay a nivel de su cara un escorpión. La parte superior de la maza tiene tallada unas avefrías representativas de varios lugares de Egipto. Por estar colgadas del pescuezo parecieran representar territorios conquistados. El personaje de la maza ha sido bautizado con el nombre de Rey Escorpión por el arácnido frente a él. También se ha hablado sobre la posibilidad de que este personaje fuera mitológico pero excavaciones realizadas en Abydos hicieron posible el hallazgo de una tumba relacionada con Escorpión. En dicho sepulcro varios objetos fueron encontrados, entre ellos cientos de vasijas procedentes de Palestina, lo que hace suponer que el dueño de la tumba era una persona muy poderosa.
Escenas donde se aprecia al rey escorpión. |
En la recámara más grande de la tumba se encontró un cayado demostrando que la tumba es de un rey. Dicho símbolo fue utilizado por los faraones durante toda la historia egipcia posteriormente como un símbolo de poder y dominio. Entre los objetos encontrados en esta tumba están las vasijas, algunas de ellas rotas. En los enterramientos de la antigüedad se acostumbró a marcar las vasijas con el nombre del rey a las que pertenecían. Lo interesante es que estas vasijas tienen dibujadas imágenes de un escorpión y tal iconografía en estas piezas sugiere que Escorpión realmente existió.
Todas las investigaciones tratan de verificar si fue Narmer o Escorpión el fundador de Egipto pero a pesar de que no existe una certeza absoluta se cree que el fundador fue Escorpión porque a diferencia de la paleta de Narmer, en la maza ceremonial Escorpión no aparece con las dos coronas que indiquen que él sea el soberano del Alto y Bajo Egipto haciendo muy posible que él haya unificado los dos territorios. Por ello únicamente portaría la corona de su reino, la blanca del Alto Egipto, y no la corona roja del reino conquistado. En cambio, Narmer aparece representado en su paleta con la corona blanca del Alto Egipto y la roja del Bajo Egipto haciendo pensar que el territorio sobre el cual gobernaba ya estaba unificado y solamente reafirmaba su autoridad frente a algunas revueltas. Si esto es realmente así, Narmer sería posterior a Escorpión quién pasaría a ser el fundador de la Dinastía 0 y del imperio egipcio.
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Esta teoría se refuerza cuando se sigue en el estudio del faraón fundador de la Dinastía I, después de Escorpión y Narmer. Se sabe que el sucesor de Narmer fue Aha. Este rey adoptó el nombre de Men y volviendo a tomar en cuenta las listas reales de los faraones, si se relacionan los nombres de Men y Menes se ve su similitud, tal vez incluso eran la misma persona.
Se sabe que Men tuvo que realizar campañas militares en Nubia. Sus consecuencias fueron las que hicieron que esta práctica fuese copiada por sus sucesores constituyendo al sector militar como factor fundamental en la economía de Egipto. A Men también se le debe la construcción de la primera capital egipcia, Menfis, cuyo emplazamiento fue seleccionado por estrategias geográficas.
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Luego de la muerte de Men, Dyer se convirtió en faraón. Posteriormente su esposa hizo de corregente algún tiempo para entregar el reino a Uadyi y este último a Den al momento de su muerte. Durante estos períodos se hicieron comunes los enterramientos satélites que consistían en enterrar a los sirvientes de los monarcas muy cerca de ellos. Esta práctica no quiere decir que después de que moría el faraón pasaban 10 años por ejemplo y cuando uno de sus sirvientes moría era enterrado junto al monarca. En realidad, cuando el faraón moría también eran enterrados sus sirvientes con él. Esto era en cierta forma un asesinato-suicidio al que el sirviente estaba dispuesto a someterse sirviéndole a su rey incluso en el más allá. Esta práctica afortunadamente fue abandonada y sustituida por la inclusión de ushebtis, unas figuras representativas de trabajadores que servirían al rey en el reino de los muertos.
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Luego de la muerte de Den fue Andyib el nuevo gobernador de Las Dos Tierras. Sin embargo, Andyib tuvo que luchar en guerra, esta vez no por la conquista de territorios enemigos sino dentro del Egipto mismo en un enfrentamiento del norte contra el sur. Luego de la muerte de Andyib, Semerjet se convirtió en rey. Durante su periodo de reinado se realizaron las primeras prácticas de usurpación de obras que, entre los faraones de la antigüedad se hicieron comunes. Durante el reinado de su sucesor Qaa, es posible que hubiesen nuevas batallas entre el Alto y Bajo Egipto según una estela encontrada en su tumba que así lo sugiere pero a pesar de su victoria en la guerra, es decir, del triunfo del Alto sobre el Bajo Egipto, a su muerte hubo una ruptura dinástica por lo que se fundó la Dinastía II.
La siguiente dinastía, la segunda, tiene grandes vacíos de información que la ha mantenido casi anónima durante milenios y de la que aún los arqueólogos no han encontrado nada más que unos pocos vestigios. La Dinastía II tuvo cinco reyes aunque Manetón afirma que fueron nueve.
Es interesante notar que gran parte de la información que Manetón dejó escrita es muy imprecisa, en muchas de las ocasiones las fechas de reinados son bastante exageradas por lo que prevalece la pregunta sobre si hubo una mala traducción de su obra por parte de otros autores; difícilmente durante la antigüedad pudo haber tanta imprecisión por parte de un escriba, en este caso Manetón.
De lo primeros reyes de la Dinastía II, lo que se conoce es poco pero al menos sabemos de su existencia por algunos objetos que contienen sus nombres. Por ejemplo, en lo que se refiere al primer rey de esta dinastía, Hotepsejemuy, se encontró su serej en el hombro de una estatuilla de un hombre llamado Hotep-Dif quién posiblemente fue sacerdote durante su reinado y los de sus dos sucesores, Raneb y Nineter que por cierto, también se encuentran inscritos en el hombro de esta estatua hoy en el Museo de El Cairo.
Posiblemente Hotepsejemuy y Raneb, fueron enterrados en Saqqara ya que en este lugar han sido encontrados algunos sellos con sus nombres. Respecto al sucesor de Raneb, Nineter, se conocen algunos episodios de su reinado gracias a la Piedra de Palermo que narra por ejemplo la campaña militar y el saqueo de Shem Re durante el año trece de reinado.
A partir del reinado de Seth-Peribsen, la historia se hace más interesante por haber sido encontradas más evidencias sobre varios hechos. Seth-Peribsen como hoy lo conocemos, fue el sucesor de Nineter. Su nombre durante sus primeros años de gobierno fue Sejemib. Lo que hace interesante a su reinado es que el cambio de su nombre fue producto de un conflicto entre los reinos del norte y del sur de Egipto. Como ya se ha evidenciado anteriormente esto sucedía cada cierto tiempo y los enfrentamientos entre ambos territorios acababan cuando un monarca los lograba unificar, a través de la guerra o del matrimonio.
La nueva rivalidad entre el Alto y Bajo Egipto era de tipo político y religioso, y a este último elemento se debe el hecho de que Sejemib cambiara su nombre por el de Seth-Peribsen. Este conflicto desde el punto de vista religioso hace pensar que los fieles del dios Seth se impusieron sobre los seguidores del dios Horus. Esto se juzga así a causa del cambio de nombre del rey; el serej con el nombre de Sejemib tiene en su parte superior un halcón que lo identifica con Horus. El serej con el nombre de Seth-Peribsen en cambio sustituye al halcón por la representación animal de Seth.
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Sin embargo, su sucesor, Jasejemuy, quiso evitar de raíz que el conflicto se volviera a presentar, o tal vez no había sido solucionado del todo a la muerte de Seth-Peribsen por lo que optó por incluir en su serej ambas representaciones animales de Horus y Seth. A pesar de ello, efectivamente hubo una lucha entre los dos reinos. Tal hecho está evidenciado en una vasija cuya inscripción hace pensar que los habitantes del Bajo Egipto llegaron al Alto Egipto para arremeter contra sus enemigos. Lamentablemente para los luchadores del Bajo Egipto, la guerra fue ganada por Jasejemuy, rey en el Alto Egipto tal como lo muestran dos estatuas del faraón encontradas en Heliópolis en cuyas bases se aprecian a los caídos del norte de Egipto.
El Imperio Antiguo
Es difícil precisar cuan glorioso fue el Imperio Antiguo y su significación para los posteriores imperios que el valle del Nilo ostentó en sus tierras. Posiblemente sin las esplendidas creaciones de los faraones de estas primeras dinastías, los egipcios de los períodos posteriores no se hubiesen llegado a considerar como el centro del universo mismo.
Durante las cuatro dinastías que duró con una extensión aproximada de 505 años, el Imperio Antiguo fue el creador de las más ambiciosas e inigualables construcciones que aún en nuestros días siguen causando el mismo efecto paralizante de asombro sobre quien se detenga ante ellas, tales casos son los de las pirámides.
También cabe decir que el gran desarrollo artístico que se alcanzó durante esos cinco siglos no tiene otro que le supere o rivalice exceptuando al de una etapa posterior dedicada a la filosofía, religión y arte del Imperio Nuevo.
Sin embargo, adentrase en la historia egipcia de una forma cronológica, evitando dar saltos en el tiempo que puedan causar confusión con la mera excepción de algunos puntos de relevancia que serán de utilidad para el estudio concienzudo de la historia, será la mejor herramienta para urgar en el pasado y descubrirlo una vez más.
El Imperio Antiguo como ya se ha dicho, fue el período en el que cuatro dinastías gobernaron Egipto. Tales dinastías son la Tercera, Cuarta, Quinta y Sexta durante las cuales unos 24 monarcas gobernaron sobre las áridas tierras egipcias que por mucho tiempo fueron un escudo contra las invasiones extranjeras.
La Tercera Dinastía fue fundada por Sanajt en el año 2686 a.C. Como muy comúnmente ocurre durante los inicios de la historia egipcia, el tiempo se ha encargado de borrar toda evidencia que pueda dar testimonio de las etapas más importantes del pasado. Sin embargo, lo poco que se conoce de Sanajt es que probablemente tuvo que afrontar una guerra civil transitoria entre finales de la Segunda y comienzos de la Tercera Dinastía. Para acabar con el conflicto reforzó el nacimiento de la Dinastía III a través de su matrimonio con una hija de Jasejemuy, último faraón de la Dinastía II. Sanajt reinó en el imperio de Las Dos Tierras por diez y ocho años.
A la muerte de Sanajt en el año 2668 a.C. quien tomó el trono egipcio fue el faraón Dyoser, una de las figuras más importantes de la antigüedad. Es muy posible que su antecesor Sanajt haya sido su hermano mayor por lo que a su muerte él fue el designado para reinar en Egipto. Dyoser, tal como su hermano Sanajt lo hizo, se dedicó a la explotación de minerales y piedras preciosas. Pero Dyoser dio el primer paso que cambió el destino de Egipto siendo el precursor de la más magnifica manifestación del poder faraónico, la pirámide.
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El tipo de enterramiento para los faraones, sus familiares y más altos funcionarios era la mastaba. Las mastabas eran un tipo de construcción rectangular en su exterior, generalmente de un piso de altura. Su interior era semejante al de una casa con habitaciones pero posteriormente se modificó hasta tomar el aspecto de un palacio. El visir y arquitecto de Dyoser, Imhotep, se dio a la tarea de construir un hermoso complejo funerario-ritual en el que su faraón sería enterrado. En el centro del complejo estaría su mastaba-y durante las primeras fases de la construcción lo estuvo-. Sin embargo, Imhotep parece haber sido inspirado inevitablemente por un influjo de ideas que resultaron en agregar un segundo piso sobre la mastaba y luego otro. El resultado final fue el primer alto edificio conocido por la humanidad y construido enteramente en piedra, la pirámide escalonada.
Con un total de seis escalones y setenta y dos metros de altura se encuentra apoderada del paisaje desértico de Saqqara esta pirámide construida como hogar eterno de este faraón recordado a través de las dinastías que le sucedieron.
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En el año 2649 a.C. Dyoser muere para darle paso a Sejemjet en el trono egipcio, siendo probablemente este último, su hermano menor.
Sejemjet permaneció durante los tiempos modernos en un cierto grado de anonimidad causada por la falta de información acerca de este personaje sucesor de uno de los más importantes monarcas de la antigüedad. Sin embargo, esto cambió cuando a mediados del siglo XX, el arqueólogo egipcio e inspector jefe de Saqqara, Zakira Goneim, notó al suroeste del complejo funerario de Dyoser un gran montículo de arena que hasta ese entonces había sido creído como una formación natural. Sin embargo, Goneim encontró en el lugar grandes cantidades de piedra labrada que despertaron su interés. En ese lugar durante el mes de Septiembre de 1951, Goneim tras haber despejado parte de la arena encontró un muro de 8,2 metros de altura. El mismo era parte de una edificación inacabada que Sejemjet ordenó construir. La excavación continuó y tras desenterrar otras partes de la estructura se encontró que la misma era una pirámide escalonada.
Lamentablemente Sejemjet murió en el sexto año de su reinado y la pirámide no fue terminada pero por otro lado este hecho es afortunado para la egiptología, pues, la pirámide inacabada puede revelar importantes pistas para la investigación profunda sobre las técnicas utilizadas para la edificación de las pirámides que actualmente y a pesar de las aceptables teorías que existen, siguen siendo un misterio respecto a la forma en que estas eran construidas. Se sabe que Sejemjet no fue enterrado en esta pirámide inacabada porque en el año 1954, el sarcófago con sellos intactos dentro de ella fue abierto y ninguna momia estaba dentro.
Después de la muerte de Sejemjet se continuó con la aún joven costumbre de construir pirámides para los faraones y ejemplo de ello son la llamada pirámide comba edificada por Jaba y posteriormente la pirámide de curiosa apariencia que hoy parece una gran torre, esta última edificada por Huni al final de la Dinastía III. Dicha pirámide ubicada en Meidum es hoy objeto de controversia sobre su verdadero autor. Hay muchas teorías que dicen que su constructor fue Huni y hay otras que dicen que quien la construyó fue Snofru. Una de las teorías que tienen mayor legitimidad es la que sugiere que dicha pirámide fue comenzada por Huni y terminada por Snofru.
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Con la muerte de Huni su hijo Snofru se convirtió en faraón. Sin embargo, se considera a Snofru como fundador de la Dinastía IV. Esto se explica así; Snofru era hijo de Huni pero de su matrimonio con Meresanj, una reina menor. Snofru contrajo matrimonio con Heteferes quien era hija de una reina mayor. Heteferes a pesar de también ser hija de Huni tenía sangre real pero de distinto linaje pues, Snofru y Heteferes no eran hijos de la misma reina por lo que de allí se derivan los dos linajes reales que al ser unidos en matrimonio eran originarios de uno nuevo que dio comienzo a la Dinastía IV.
Después de aclarar el inicio de esta dinastía y siguiendo con el reinado de Snofru, se puede decir que este faraón tuvo el papel más importante referente a la construcción de pirámides. Apoyando a la teoría que dice que Snofru concluyó la pirámide que hoy permanece con forma de torre después de su derrumbe parcial en la antigüedad, se puede decir que este faraón es el rey de las pirámides por algunas simples y notorias razones. Snofru no solo concluyó la pirámide de su padre-en el caso de que así fuere-, también emprendió su propio proyecto. Comenzó la construcción de su propia pirámide para continuar con esta tradición faraónica.
Durante la construcción de esta pirámide en Dashur que inicialmente parecía normal se hicieron importantes cambios que hoy en día son fantásticamente notables. A juzgar por las experiencias pasadas y en busca del perfeccionamiento de la forma piramidal, se sabe que Snofru intentó mejorar el diseño de las pirámides eliminando su apariencia escalonada para darle un aspecto exterior uniforme. Sin embargo y a pesar de que al principio de las obras de construcción de esta pirámide fueron normales, la necesidad de cambiar el ángulo de la estructura fue inevitable probablemente por un derrumbe en la parte superior de la misma. Como resultado de estas modificaciones se le puede observar hoy como una pirámide con dos ángulos de inclinación distintos haciéndola peculiar de entre las demás. Esta pirámide es conocida como pirámide inclinada o pirámide romboidal.
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A pesar de que hoy se conserva íntegramente esta pirámide, a Snofru no le fue muy satisfactoria la forma final de la misma por lo que decidió emprender otro proyecto más. Muy cerca de la pirámide inclinada inició la construcción de otra pirámide que finalmente llegó a ser perfecta y objeto de la satisfacción del faraón. Esta pirámide también conocida como roja es la primera pirámide verdadera; no es escalonada y goza en ser el modelo que posteriormente fue copiado por sus predecesores por su innovadora forma que la hizo ideal. Este constructor de pirámides fue irrefutablemente un eslabón determinante en el desarrollo de esta industria que llegó a su cenit cuando su hijo Jufu se convirtió en faraón de Egipto tras su muerte.
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Jufu es también conocido por su equivalente nombre en griego, Keops. Este faraón que reinó desde la muerte de su padre Snofru en el 2589 a.C. es uno de los reyes más famosos del antiguo Egipto y contradictoriamente, de él lo único que queda excluyendo a un inigualable monumento es una pequeña estatuilla de tan solo 7.6 centímetros de alto encontrada en Abydos. Muchos se preguntarían entonces el por qué de su fama si no queda prácticamente nada que hable de este faraón. Es sencillo, Snofru fue un gran hombre que se dedicó a la construcción de pirámides y al perfeccionamiento de su forma. Por tal motivo Jufu debía seguir los pasos de su padre para llegar a ser como él, entonces también se dedicó a la costosa industria familiar de estas singulares estructuras que hoy en día siguen causando el mismo impacto que causaron hace más de 4500 años.
A pesar de ello, Jufu no se dedicó a construir tantas pirámides como su padre lo había hecho, que por cierto, construir más de una ya era inusual. Pero construir menos pirámides que su padre no lo hacía de ningún modo menos ambicioso que Snofru. Jufu construyó solamente una, pero esta sería la más grande de todas las pirámides de Egipto.
Jufu tenía todas las herramientas que necesitaba para lograrlo; su padre había perfeccionado tanto la forma como las técnicas de construcción de pirámides; además Jufu contaba con la experiencia de ensayo y error de su padre por lo que podría llevar a cabo un proyecto más grande con menos riesgos de fracaso.
Para empezar y después de haber tenido todos los planos de construcción previos a cualquier trabajo físico, Jufu escogió el emplazamiento rocoso de Gizeh para darle la estabilidad necesaria a la pirámide y evitar el hundimiento de la gran estructura así como derrumbes u otros percances.
Realmente las técnicas de construcción de pirámides no se conocen pues no hay documentos antiguos que atestigüen sobre los procedimientos utilizados. Sin embargo, las teorías existen, algunas muy descabelladas como una supuesta intervención y hasta autoría alienígena, otras mucho más serias como la utilización de poleas y contrapesos para subir las piedras y otras que parecieran más sencillas de ejecutar como el uso de rampas ya sea en frente o alrededor de toda la estructura piramidal. Lo que es seguro es que Jufu utilizó la técnica que mejores resultados le dio a su padre Snofru.
En la modernidad, la Gran Pirámide de Jufu pareciera haber sido construía con pequeños escalones aunque exageradamente en más cantidad que las pirámides anteriores y en dimensiones más chicas entre un escalón y otro. La verdad es que en los tiempos antiguos esta pirámide no tenía la misma apariencia de hoy. Originalmente estaba recubierta por piedra caliza que le daba una apariencia totalmente uniforme. Adicionalmente su parte superior estaba rematada con lo que hoy llamamos piramidión, estructura esta idéntica a la pirámide que sería la cima absoluta de la estructura. Las teorías hablan de la posibilidad de que el piramidión haya estado laminado en oro. Sea como fuere, es casi imposible imaginar la hermosura de la pirámide terminada en su totalidad vista desde el otro lado del Nilo mientras el brillo del sol durante el día y el de la luna durante la noche se reflejaban sobre las aguas del río y la cúspide de la pirámide.
El interior de la pirámide de Jufu es bastante interesante pues, parece haber sido construida en dos fases adicionales no planificadas por los arquitectos. La cámara funeraria que originalmente estaba destinada a contener el sarcófago del rey debajo de la pirámide fue abandonada de un momento a otro muy repentinamente. Para ser exactos, no faltaba mucho para que la cámara estuviese terminada pero el lugar fue abandonado en un abrir y cerrar de ojos. Las nuevas acciones emprendidas por los trabajadores pudiesen explicar el por qué no se terminó la cámara.
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Los trabajadores tuvieron que comenzar a construir una nueva cámara para el faraón en el centro de la pirámide, es decir, dentro de ella y no debajo. Esto hace pensar que el ego de Jufu lo impulsó a ser más ambicioso decidiendo ser enterrado en el corazón de la enorme estructura. Por tal motivo los trabajadores abandonaron la cámara que estaba cerca de estar concluida debajo de la construcción. Los trabajos en la nueva cámara que hoy recibe el nombre de Cámara de la Reina estuvieron también casi listos. Las paredes y los nichos en perfecto estado listos para ser pulidos y decorados. Pero otro cambio de planes se llevó a cabo pues pareciese que Jufu aún no pudo saciar su poca modestia y decidió ser enterrado aún más arriba, en toda la cúspide, tal vez incluso para sentirse más cerca de los dioses. Para ello, los trabajadores utilizaron el mismo corredor en su parte más alta y continuaron la construcción abandonando la cámara anterior. Luego de atravesar la espectacular Gran Galería se llega a la Cámara del Rey. Esta es una sala forrada en granito rojo bastante oscuro. Finalmente el faraón estuvo satisfecho con las obras entre las que descansaría después de su muerte. En el centro de la cámara se encuentra el sarcófago de 227 centímetros de largo por 105 centímetros de alto que alguna vez contuvo con recelo la momia del faraón Jufu.
Sobre la Cámara del Rey se encuentran las cámaras de descarga hechas para aliviar el peso de la estructura sobre la cámara en la que sería enterrado el faraón. En total son cinco cámaras de descarga y es allí donde se encontraron algunas inscripciones jeroglíficas con el nombre de Jufu y por ello es que se tiene la seguridad del autor de esta pirámide.
Después de la muerte de Jufu, el nuevo rey fue su hijo Dyedefre en el 2566 a.C. pero muy poca información se tiene de él. Entre sus obras se sospecha algunos retoques a la pirámide de su padre y la adición de barcos funerarios. Al igual que sus antecesores, Dyedefre construyó una pirámide en Abu Roash aunque de proporciones mucho más pequeñas que las anteriores. Por su pronta muerte otro hijo de Jufu se convirtió en faraón en el año 2558 a.C.
Jafre también conocido como Kefren se convirtió en rey y deseó unirse también a la tradición de las pirámides. Decidió realizar la construcción de su pirámide al lado de la de su padre. A pesar de que la pirámide de Jafre es menor en tamaño, cuando se avista desde lo lejos pareciera ser más grande. La explicación a esto es que simplemente Jafre utilizó como base un emplazamiento de mayor altura y por ello pareciera que la pirámide es mayor que la de su padre Jufu. Entre lo más interesante de la pirámide de Jafre es que en la cúspide externa de la pirámide, el revestimiento original de caliza pulida aún se conserva en buen estado. Por ello es que los egiptólogos determinaron que las pirámides en su época no tenían la misma apariencia que hoy tienen.
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Ya que Jafre construyó una pirámide más pequeña que la de su padre, debía hacer otras cosas que lo hiciese tan famoso como su progenitor. La idea que tuvo fue realmente perfecta al punto en que otros de sus monumentos es uno de los símbolos que le ha dado a Egipto tanta fama y ese ambiente de misterio que todo aficionado conoce. Este símbolo no es nada más ni nada menos que la Gran Esfinge, aquel león con cabeza humana acostado sobre la arena a poca distancia de allí. Con una altura de 20 metros de altura por 73 metros de longitud, la esfinge ha sido una de las obras más famosas de Egipto y actualmente es atribuida a Jafre como su constructor aunque hay otras teorías que intentan demostrar que esta es más antigua de lo que se cree.
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La esfinge ha sido objeto de múltiples restauraciones y muy a menudo a través de la historia ha quedado enterrada hasta la cabeza. Es oportuno citar una historia fascinante relacionada con esta esfinge y un príncipe llamado Tutmosis que vivió en el 1419 a.C., por lo menos 1113 años después de la construcción de esta figura antropomorfa. Entre las patas delanteras de la esfinge se encuentra una enorme estela con una inscripción jeroglífica. Según esta relata, resulta que el príncipe Tutmosis estaba de cacería en el desierto y repentinamente se acostó a la sombra de la esfinge para recuperar sus energías. A través de los siglos la arena había enterrado al monumental animal de cabeza humana hasta el cuello. Tutmosis junto a la esfinge soñó que esta le habló y le dijo que si él la desenterraba, ella lo convertiría en faraón.
El tiempo ha borrado lo que sigue del texto pero lo curioso es que Tutmosis no estaba en la línea del trono, es decir, nunca llegaría a ser rey puesto que un hermano suyo estaba destinado a esa labor. Más impresionante aún es que el príncipe a pesar de todo sí se convirtió en rey-Tutmosis IV- después de que ordenó desenterrar y restaurar por vez primera a la esfinge frente a la pirámide de Jafre.
Volviendo a la idea principal, en el año 2532 a.C. Jafre fue enterrado en su pirámide. Esta tiene dos entradas al norte, hacia el interior de la pirámide que a diferencia de la de Jufu, tiene una sola cámara funeraria ubicada en la base de la pirámide. El explorador italiano Giovanni Belzoni en 1818 pudo entrar en la pirámide pero lo único que encontró fue un sarcófago de granito que por supuesto ya no guardaba los restos del faraón Jafre. Los saqueadores habían robado todo y lo único que quedó fue dicho sarcófago y algunos restos de un animal.
El hijo de Jafre, Menkaure, también conocido como Micerinos se convirtió en faraón después de la muerte de su padre. Menkaure, al igual que su progenitor, su abuelo y su bisabuelo, adoptó la idea de una pirámide como lugar para ser enterrado. El sitio que escogió fue junto a sus familiares.
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La planicie de Gizeh tiene un aspecto mágico cuando desde la distancia se observa un hermoso paisaje con tres pirámides-además de otras mucho más pequeñas para esposas reales- y la esfinge que pareciera resguardarlas de cualquier peligro inminente.
La pirámide construida por Menkaure al sur de Gizeh es mucho menor en tamaño--70 metros originalmente y ahora 62 metros de altura- a las de Jufu y Jafre. Se cree que la diferencia de tamaño se debió a una fuerte crisis económica y problemas políticos dentro de Egipto.
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La pirámide de Menkaure fue construida en dos etapas; la inicial era la de construir una pirámide de tan solo 30 metros pero luego el proyecto fue modificado para hacer la pirámide más grande aún. La modificación hizo que la entrada que se había hecho en el lado norte fuese sellada al momento de expandir el cuerpo de toda la estructura. Finalmente la pirámide alcanzó 70 metros de altura, un poco más del doble de lo que originalmente se había planteado.
Se hizo una nueva entrada igualmente por el lado norte para tener acceso al interior de la pirámide. El corredor descendente de la pirámide da a la antigua cámara sepulcral que fue abandonada al momento de ampliar la pirámide. Sin embargo, esta antigua cámara sepulcral se utilizó como una antecámara por lo que el trabajo anteriormente realizado fue aprovechado.
Durante la primera mitad del siglo XIX, el Coronel Howard Vyse entró en la cámara mortuoria de la pirámide y encontró en la cámara sepulcral un sarcófago hecho de basalto. Por su estilo, el mismo parece haber sido restaurado durante la Dinastía Saíta XXVI ya que no es el modelo típico del Imperio Antiguo. Vyse encontró dentro de ese sarcófago sin inscripciones otro que contenía el cartucho con los jeroglíficos de Menkaure.
Ambos sarcófagos fueron enviados al Museo Británico. El sarcófago interior llegó a su destino pero el exterior y más grande desapareció frente a las costas de Portugal junto con el barco que lo transportaba. Al menos, quedan de Menkaure muchos objetos que no se tienen de otros períodos anteriores. Ejemplo de ellos son algunas estatuas encontradas donde se presenta al rey junto a dos representaciones de Hathor a sus dos costados; por el derecho la diosa con los cuernos de vaca y el sol entre ellos sobre la cabeza y el izquierdo la diosa con una representación de un nomo en su cabeza. Las imágenes gozan de gran imponencia donde Menkaure se ve con una figura totalmente atlética.
Luego de la muerte de Menkaure en el año 2504 a.C. su hijo menor Shepseskaf se convirtió en faraón ya que su hermano mayor no pudo hacerlo, se presume que haya muerto antes que su padre.
Producto de la crisis económica generada por todas las pirámides anteriores, Shepseskaf no pudo construirse una para él. Por lo tanto, la solución que encontró fue edificar una mastaba en el sur de Saqqara. La muerte de Shepseskaf resultó en el fin de la Dinastía IV. Para que Egipto siguiese su rumbo sin un proceso de conflictividad política o militar por la obtención del poder, una hija de Menkaure, Jentkaues, contrajo matrimonio con Userkaf para comenzar una nueva dinastía.
Cronología dinástica de reyes del antiguo Egipto
La siguiente lista comprende las dinastías, fechas de reinado, nombre y significado del nombre de cada uno de los reyes considerados en este capítulo. Ya que este no es más que el primero de esta serie, los demás monarcas e imperios sucesores irán apareciendo en forma cronológica según corresponda. Como comentario adicional vale decir que las fechas pueden ser en muchos casos inexactas-las cuales se identificarán por la palabra aprox. a su lado-. También es preciso saber que hay nombres que pueden no tener traducción por no ser egipcios y por otro lado puede haber fechas que parezcan ser erróneas pero las mismas se deben a períodos de corregencia o a reinados simultáneos de personajes distintos.
Imperio Predinástico
Dinastía 0
3150-3050 a.C. aprox. Escorpión <Escorpión>
3150-3050 a.C. aprox. Narmer <El magnífico siluro>
Dinastía I
3050-2890 a.C. aprox. Aha <El halcón luchador>
3050-2890 a.C. aprox. Dyer <Horus es el que socorre>
3050-2890 a.C. aprox. Uadyi <La cobra de Horus>
3050-2890 a.C. aprox. Den <Horus es quien golpea>
3050-2890 a.C. aprox. Andyib <Salvado está su corazón>
3050-2890 a.C. aprox. Semerjet <El amigo atento>
3050-2890 a.C. aprox. Qaa <Su brazo está alzado>
Dinastía II
2890-2686 a.C. aprox. Hotepsejemuy <Agradable en poderes>
2890-2686 a.C. aprox. Raneb <Re es el Señor>
2890-2686 a.C. aprox. Nineter <El divino>
2890-2686 a.C. aprox. Sejemib (Seth-Peribsen) <De corazón poderoso>
2890-2686 a.C. aprox. Jasejemuy <Los dos poderosos aparecen>
Imperio Antiguo
Dinastía III
2686-2668 a.C. Sanajt <Fuerte protección>
2668-2649 a.C. Netyri-je (Dyoser) <Divinidad del cuerpo>
2649-2643 a.C. Sejemjet <El cuerpo poderoso>
2643-2637 a.C. Jaba <El alma aparece>
2637-2613 a.C. Huni <El atacante>
Dinastía IV
2613-2589 a.C. Snofru <El de la belleza>
2589-2566 a.C. Jufu (Keops) <Que el dios me proteja>
2566-2558 a.C. Dyedefre <Resistente como Re>
2558-2532 a.C. Jafre (Kefren) <Se levanta como Re>
2532-2504 a.C. Menkaure (Micerinos) <Eterno como las almas de Re>
2504-2500 a.C. Shepseskaf <Su alma es noble>