Tras muchos años de búsqueda y a punto de abandonarla, el arqueólogo y egiptólogo Howard Carter convenció al Conde Lord Carnarvon para que financiara una última expedición en el Valle de los Reyes.
Cuando Carter, el 4 de Noviembre de 1922 descubrió el primero de diez y seis escalones descendentes de una tumba, la KV-62, estaba a punto de hacer el hallazgo arqueológico más importante de la Egiptología en el siglo XX, era la tumba casi intacta de Tut-anj-amón quien yacía enterrado allí desde hacía más de 3.000 años.
Antes del descubrimiento de la tumba, una copa, accesorios de un carro y láminas de oro con las carlelas -óvalos que encierran el nombre de un faraón- que nombraban a un desconocido personaje, Tut-anj-amón, condujeron a Howard Carter por más de 10 años de intensa busqueda a este faraón de la XVIII Dinastía que reinó desde el 1334 a.C al 1325 a.C. La noticia del descubrimiento rapidamente se conoció en todo el mundo. La tumba contenía un fabuloso tesoro además del faraón.
A pesar de haber sido saqueada dos veces en la antiguedad y luego resellada, los ladrones dejaron muchos objetos valiosos y no entraron a la cámara sepulcral donde se encontraba el rey. Práctica común en la antigüedad era entrar a la tumba, robar el oro y destruír la momia del rey. Irónicamente, los ladrones no destruyeron su monia pero Howard Carter si lo hízo en su afán de arrancar los objetos y la mascara de oro ceñidos a la momia de Tut-anj-amón. El cuerpo fue desmenbrado en cinco partes y anteriormente a la apertura oficial, Carter acompañado de dos personas, sustrajo a escondidas tres objetos de la tumba. Estos actos por parte de Carter son considerados hoy en día como profanación y vandalismo arqueológico.
En un sarcófago de granito en el cual habían tres sarcófagos más, dos de madera laminada en oro y el último de oro macizo es donde se encontraba la momia de Tut-anj-amón, faraón que tomó el trono a los 9 años de edad tras la muerte de su padre Ajenatón quien revolucionó en su reinado la antigua y politeísta religión egipcia y destituyó al poderoso Clero de Amón para declarar el monoteísmo y que Atón era el Dios Único. Por vez primera en la historia se declaró que no existe más que un solo Dios y posiblemente esto le costó la vida a él y a su esposa Nefertiti. Tut-anj-Atón -después cambió su nombre a Tut-anj-Amón- posiblemente por su corta edad fue manipulado por Ay, funcionario de la corte y luego su sucesor, y por los Sacerdotes del Clero de Amón para restaurar la antigua religión abandonada por su padre apodado ya "el hereje". Tut-anj-amón restaura la vieja religión y muere inesperadamente en el noveno año de su reinado, a sus diez y ocho años. Las radiografías que se le practicaron a la momia revelaron que la causa de la muerte fue un golpe en la base del craneo debido a una caída desde un carro o a un posible asesinato. Presumiblemente, Tut-anj-amón al crecer y al no seguir los consejos -dictámenes en realidad- del clero sacerdotal, pudo haber sido asesinado aunque esto no ha podido ser comprobado por lo que no se puede asegurar que esta sea la causa real de su muerte.
En su tumba se encontraron innumerrables objetos como jarras de vino, cofres, figuras de dioses, instrumentos ritualisticos, ushebtis -estatuillas con la imagen del difunto-, pequeñas barcas, figuras de animales sagrados, joyas, ropas, instrumentos musicales, cosméticos, carros, sillas, juegos, materiales para la escritura, armas, camas, lámparas, cerámicas, cestas y comida entre otros incluyendo a dos pequeñas momias, un feto de cuatro o cinco meses y el otro de nueve de gestación abortados por su media-hermana y esposa Anjesenamón. Tras su muerte hubo solo 70 días para preparar el entierro, por eso seguramente, la tumba por su tamaño pequeño y la escasa decoración de las paredes -las únicas decoraciones están en la cámara sepulcral- no era la destinada para él y por motivos de tiempo se tomó esta. Se tardó diez años en clasificar el contenido de la tumba y sus tesoros han recorrido innumerables museos de distintos países incluyendo a Alemania, Estados Unidos de América, Canada, Japón, Francia, Inglaterra, Rusia, y Egipto.
El nombre de Tut-anj-amón fue omitido de la lista de faraones en la Sala de los Antepasados en el templo de Abidos al igual que el nombre de su padre y de los faraones del periodo de Amarna por considerarse impropios, pero hasta hoy en día Tut-anj-amón es el único faraón que se conoce que descansa en el Valle de los Reyes, lugar que se le dió para estar por toda la eternidad.