Cleopatra es una de las más famosas reinas del antiguo Egipto, su imagen ha sido inmortalizada en Hollywood como la mujer más hermosa de la historia que conquistó al más poderoso líder romano, Julio César y luego a su fiel amigo, Marco Antonio. Sin embargo, la vida de Cleopatra no fue tan novelesca como muchos autores la han querido narrar.
Distintas producciones cinematográficas han tratado de revivir la historia de la legendaria Cleopatra. De arriba de izquierda a derecha las actrices Elizabeth Taylor y Leonor Varela. Abajo Monica Belluci |
El Egipto griego de los Ptolomeos
La historia egipcia estuvo llena de invasiones extranjeras gracias a los magníficos legados que faraón tras faraón, dinastía tras dinastía e imperio tras imperio iban apareciendo en sus áridas tierras.
Con la llegada de Alejandro Magno, también conocido como Alejandro el Grande, en el año 332 a.C. le arrebató al debilitado imperio persa el poder sobre las tierras egipcias. Luego, tras su muerte en Babilonia, el imperio egipcio fue tomado por su hermanastro y luego por el hijo de Alejandro, pero estos fueron asesinados. A partir de entonces, el teniente de Alejandro, Ptolomeo I, pasó a gobernar Egipto por lo que la familia de los Ptolomeos fundó la nueva dinastía. Este período griego estuvo infestado de múltiples asesinatos entre padres e hijos, hermanos y hermanas, esposos y esposas.
Los Ptolomeos gobernaban en Egipto desde la ciudad que Alejandro Magno fundó en el norte comercialmente estratégico del mediterráneo, se llamó Alejandría.
Después de múltiples coronaciones aparece en el año 80 a.C. Ptolomeo XII Neo Dionisio, también apodado Auletes o el flautista, fue quien se convirtió en el regente de Egipto bajo las tradiciones egipcias y bajo la simpatía romana.
Por el mal desempeño en sus funciones como gobernante en el año 58 a.C el disgusto de los egipcios se manifestó en una revuelta tan desestabilizadora que Ptolomeo XII tuvo que exiliarse en Roma. En su lugar lo sucedió su propia hija, Berenice IV quién después de expulsar a su padre al extranjero se delegó el poder cansándose con un primo. Muy poco tiempo después lo mandó a estrangular y se casó con Arquelao. Posiblemente también estuvo involucrada en la desaparición de su otra hermana Cleopatra VI. Sin embargo, Ptolomeo XII después de convencer a Roma con atractivos ofrecimientos económicos se preparaba con Marco Antonio para reconquistar el trono que finalmente en el 55 a.C. logro tomar después de esa nefasta etapa de reinado de su hija. Tras tener todo bajo control en la guerra y después de la muerte de Arquelao en dichos acontecimientos, capturó a su hija Berenice y la mandó a ejecutar.
El nuevo régimen de Ptolomeo duró solamente 4 cortos años y el control del imperio egipcio le fue legado a su otra hija Cleopatra quién era aún muy joven.
Contrariamente a lo que generalmente se cree, la famosa Cleopatra no era otra que Cleopatra VII (69-30 a.C.), pues, anteriormente a ella habían existido otras seis con su nombre.
La llegada de una reina
En el año 51 a.C. apenas tenía 18 años cuando Cleopatra VII se convierte en reina de Egipto. Indudablemente su más fuerte arma no era su belleza, sino, su inteligencia y su astucia.
Su padre siempre gobernó bajo la amenaza de una invasión romana pero en esos días este imperio europeo se encontraba corrompido por generales corruptos a quienes el cenado romano no les podía confiar el poder absoluto para gobernar el tan ambicionado Egipto por lo que el imperio romano dejó al padre de Cleopatra gobernar. Pero seguramente él siempre tuvo el temor de perder el trono por lo que intentó por todos los medios ser bien visto y agradable para Roma.
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Hoy en día los investigadores no conocen tanto de Cleopatra como cualquiera podría desear, razones por las cuales se desconoce como eran exactamente las relaciones entre la joven reina en sus tiempos de princesa y su padre. Sin embargo, se puede llegar a creer que Cleopatra y Ptolomeo XII tenían una buena relación y escapaban a las terribles costumbres familiares que eran parte de la vida cotidiana de los griegos y romanos. La envidia y la ambición por el poder era una excusa suficiente para dar la muerte no solamente a cualquier persona, sino también a los propios padres, madres, hermanos y hermanas, a cualquiera que fuese tan solo un pequeño obstáculo para llegar a lo codiciado.
Seguramente Cleopatra creció con un criterio muy particular respecto a Roma y este era que Egipto jamás se humillaría ni subyugaría ante los viles romanos como habitualmente pasaba.
El padre de Cleopatra redactó un documento en el que la hacía a ella y a su hermano menor corregentes si estaban unidos en matrimonio, es decir, futuros reyes de Egipto. Su intención no era otra mas que velar por que Egipto siguiera en manos de los Ptolomeos y evitar la invasión romana.
Cuando Ptolomeo XII muere y sus hijos Ptolomeo XIII y Cleopatra se conviertieron el los reyes de Egipto las cosas se complicaron. Ptolomeo XIII era mucho menor que Cleopatra, posiblemente tenía 11 años mientras que ella tenía 18 pero para mantener la tradición egipcia era necesario gobernar como una pareja.
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Es sabido por hechos posteriores, que la reina y su hermano no se la llevaran nada bien. De hecho, para las funciones reales que ambos estaban comprometidos en realizar en conjunto, él era excluido por ella. Cleopatra era por naturaleza propia una revolucionaria que estaba en apoyo de los desfavorecidos de su tierra. En el tercer año de su reinado, Ptolomeo XIII y su otra hermana Arsínoe aprovecharon un descontento en contra de Cleopatra generado por sucias campañas difamatorias en su contra para matarla y apoderarse de la corona. Para resguardar su vida Cleopatra se vio obligada a marchase a Siria. Allí ella se preparaba para volver a Egipto pero no sola, sino acompañada de un ejército con el cual se enfrentaría contra las tropas de su hermano.
En ese entonces Roma se encontraba sumergida en una guerra civil cuando Pompeyo y Julio Cesar se disputaban el poder de su imperio. Pompeyo buscó la protección extranjera para enfrentarse a César por lo que desembarcó en Pelusio con el fin de que Ptolomeo XIII le ayudara y escondiera. Allí, le fue cortada la cabeza por los consejeros Potino y Aquilas que como Ptolomeo XIII ahora estratégicamente apoyarían a Julio César para ganar su aprecio matando a su enemigo.
Busto y estatua esculpidas en la antigüedad que reflejan la imagen del romano Julio César |
Cuando César llega a Egipto en busca de Pompeyo, en Alejandría le entregaron la cabeza de él. Lo consideró una traición a Roma y enfurecido anunció que él decidiría el futuro de los monarcas Ptolomeos y que de una vez por todas solucionaría la disputa entre ellos.
Roma es conquistada por Cleopatra
César convocó a una reunión entre Cleopatra y su hermano, esposo y enemigo Ptolomeo XIII para tomar la decisión más importante para Egipto en ese entonces.
César tenía algo que Egipto no poseía, el poderío militar capaz de aplastar a cualquier oponente. Por ello Cleopatra tenía que usar otra arma que no fuese militar para proteger a su amado pueblo de las manos de los extranjeros y asegurarse el reinado sobre Las Dos Tierras, el Alto y Bajo Egipto. Ella era una joven mujer muy inteligente y no hay dudas de que ella lo sabía y le sacó probecho.
Durante varios años antes de ser reina se dedicó al estudio de las ciencias, religión, música, literatura y alrededor de 7 o 9 idiomas incluyendo el antiguo egipcio que para ese entonces no era hablado ni por los Ptolomeos, ni por la alta sociedad sino por los sacerdotes que en sus templos aún conservaban sus tradiciones religiosas y su idioma. Los Ptolomeos siempre guardaron respeto por las tradiciones egipcias y a ellos se les atribuye la construcción de los templos mejor conservados de Egipto pero no hablaban ni leían la lengua egipcia, en todo momento mantuvieron el griego como su idioma.
En la ciudad fundada por Alejandro Magno unos cientos de años antes, Alejandría, se encontraba en su habitación Julio César. Muy astutamente Cleopatra ideó un plan para llegar a él pasando desapercibida de los guardias que lo cuidaban.
Enrollándose en una alfombra hizo que sus sirvientes la llevaran a la habitación del César y de excusa planearon decir que la alfombra era un presente de la reina de Egipto. Los guardias ante esa normal rutina de bienvenida permitieron el paso de los sirvientes de Cleopatra. En frente del mismo César colocaron en el suelo la alfombra y la desenrollaron hasta que apareció la reina. Esta presentación tan inaudita fue inevitablemente el comienzo de su caída a los pies de Egipto y de su reina.
Cleopatra era muy joven y Julio César tenía aproximadamente 40 años. El encuentro había sido tan impactante para él que esa misma noche ambos se convirtieron en amantes.
Al día siguiente Ptolomeo XIII cuando se dirigía a la convocatoria hecha por César para solucionar definitivamente la situación entre él y su hermana Cleopatra, se dio cuenta de los acontecimientos y supo desde ese instante que Cleopatra llevaba una gran ventaja sobre él al haber conquistado a César. Sin embargo, la belleza de Cleopatra no fue lo que más le impacto a César porque los restos arqueológicos de relieves y estatuas tanto de estilo egipcio como de estilo griego muestran que no era una mujer impresionantemente bella.
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Por costumbres culturales los hombres eran quienes se instruían más ponderadamente y una mujer educada sobre tantas materias no era muy habitual de encontrar por lo que se puede concluir que lo que sedujo a Julio César fue la personalidad y la inteligencia de Cleopatra que dejaba sin aliento a todos los hombres. Estas eran las más grandes cualidades que poseía y que todos admiraban, cualidades a las que César no logró resistir.
Por su parte, Ptolomeo XIII junto a su hermana Arsínoe fuera de Egipto, después de habérseles concedido algunas tierras foráneas acordaron atacar a Cleopatra y a Julio César para evitar que ella gobernase Egipto y así podrían recuperar la corona que ella estaba amenazando con ganar y que Julio César sin duda apoyaría. Así fue que empezó la guerra entre las dos fuerzas y tras este conflicto que duró no menos de 6 meses, Julio César y Cleopatra vencieron a sus oponentes. Lamentablemente, durante ese tiempo fue incendiada la biblioteca de Alejandría, el lugar que era el centro de la sabiduría de todo el mundo antiguo donde en unos 700.000 rollos de papiro se albergaban los conocimientos de las artes, la ciencia, religión, filosofía, astronomía y toda la historia de la humanidad.
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Tan solo pudieron ser salvados algunos miles de papiros y entre las llamas del desbastador fuego y las cenizas de sus ruinas quedó sepultado gran parte del conocimiento del mundo antiguo que jamás sería recuperado. Allí se encontraban las respuestas a los múltiples enigmas que hoy en día enfrenta la egiptología como la construcción de las pirámides y las respuestas a preguntas de otras muchas ciencias.
Cuando Arsínoe supo que había perdido la guerra huyó. Luego, Julio César la capturó y la llevó a Roma como prisionera para glorificarse a si mismo. Su hermano Ptolomeo XIII no corrió con la misma suerte; intentando huir de los soldados de César se cree se ahogó en el río.
La aventura de Cleopatra y César no era más que eso, una aventura. Para que ella fuera la reina como lo dictaban las tradiciones egipcias para poder conservar la sangre real, tenía que casarse con otro miembro de su propia familia por lo que fue escogido su otro hermano menor, Ptolomeo XIV. Sin embargo, Julio César no dejó de ser su amante.
Ella parecía mostrar a César como un premio que había ganado y lo llevaba y acompañaba en una barca a conocer los lugares interesantes de Egipto mientras ambos se divertían. Esta banal actitud de César les preocupaba a los romanos y comenzaron a cuestionar su reputación. Julio César se vio obligado a abandonar Egipto y a Cleopatra por un tiempo, incluso sus consejeros así se lo recomendaban para proteger su imagen y de esa forma evitar cualquier conflicto que lo perjudicase.
El hijo de Cleopatra y César
Cleopatra también fue conquistada por Roma porque se sabe que su relación con Julio César no se limitó al interés político que ella tenía sobre él sino que también lo amó. Para cuando César se marcha de Egipto Cleopatra estaba embarazada de él y cuando el niño que ambos concibieron nació, Cleopatra le dio el nombre de Ptolomeo XV Cesarión para evocar a sus antepasados y a su amado César.
Esta decisión de Cleopatra no fue únicamente sentimental, también era una forma de vincular a Julio César a ella, a su hijo y a Egipto, era su salvoconducto a partir de ese momento. Además, Julio César no tenía hijos varones y ella le dio uno.
Después de dar a luz a Cesarión, entre el año 47 y 44 a.C., Cleopatra visita a Roma para encontrarse con César. El la llevó a su villa a las afueras de la ciudad y allí la hospedó. A pesar de que no fue un gran revuelo entre los habitantes de Roma la visita de Cleopatra, generó que muchas personas importantes de esa sociedad viesen con desagrado su presencia. Ellos decían que Julio César estaba haciendo planes de convertirse en rey junto a Cleopatra en el momento en que estaba casado con otra mujer.
En cierta forma los romanos tenían razón de su rechazo hacia la reina, no podía ser posible que el gran líder de Roma estuviera en amoríos con una extranjera mientras se encontraba casado. Lo más importante de la visita de Cleopatra en Roma es que Julio César a pesar de no reconocerlo oficialmente, dio por entendido que el hijo de la reina del Nilo, Ptolomeo Cesarión, llevaba también su sangre.
Sin embargo, Cleopatra tenía planes para su hijo, con Julio César ella podría gobernar y posteriormente su hijo con la seguridad de que no sería amenazado por otra fuerza extranjera.
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A los romanos del cenado no les gustaba la idea de que Cleopatra al lado del poderoso César tuviera la oportunidad de gobernar además de Egipto a Roma. Para evitarlo a toda costa tomaron una drástica decisión y lamentablemente los planes de Cleopatra se derrumbaron tras el asesinato de César.
La muerte de Julio César
En el día 15 del mes de Marzo del año 44 a.C. cuando César se disponía a entrar en el cenado se encontró con el complot que le quitó la vida. Varios miembros del cenado conspiraron en su contra durante su ausencia y no vacilaron en acuchillarlo.
Ahora las cosas para Cleopatra iban a ser totalmente diferentes sin Julio César a su lado para apoyarla. Aún estando en Roma cuando fue asesinado Cesar se encontró presionada y acorralada temiendo por su vida y la de su hijo. Volvió a Egipto totalmente afectada por los hechos, sobre todo porque Julio César no había reconocido oficialmente a Cesarión como su hijo. Este era un gran problema porque otra vez se encontraba amenazada por el imperio romano en cuanto a una invasión que le podía quitar el poder en su propia tierra.
Cleopatra tenía que hacer algo al respecto y para ello aparentemente decidió envenenar a Ptolomeo XIV para luego nombrar a Cesarión co-gobernante de Egipto y de esa forma quedaba de antemano asegurado el poder de los próximos años en manos de su hijo Ptolomeo XV.
El pueblo romano se encontraba enfurecido por la muerte de César después de que su más leal teniente y fiel amigo, Marco Antonio, pronunciara su discurso en honor al César y en contra de los traidores. Desde ese entonces Cleopatra supo que en Roma aún tenía a un aliado y que no todo estaba perdido como habría llegado a creer.
Los conspiradores no tardaron en huir y en unirse a otras tropas en el este para protegerse. Mientras tanto, los romanos deseaban vengar la muerte de su líder.
Cleopatra en Egipto esperaba con impaciencia saber quien sustituiría a Julio César en Roma. Cuando supo que su sobrino Octavio fue el heredero nombrado por César seguramente se vio muy preocupada al respecto. Octavio no vacilaría en conquistar a Egipto y entonces los esfuerzos de Cleopatra por conservar el poder se habría perdido por completo. El tenía el poderío político y militar que su tío le había heredado y además veía a Cesarión como una posible amenaza.
Marco Antonio a pesar de no haber jugado un papel político en sustitución de César emprendió la lucha y para atrapar a los conspiradores que dieron traicioneramente muerte a César.
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El imperio prácticamente se dividió en quienes apoyaban al vengador de César, Marco Antonio, y quienes estaban en su contra.
Octavio no se atrevía a enfrentarse a Marco Antonio para conservar el poder. Este era muy vigoroso militarmente y un enfrentamiento entre ambos significaría sumergir a Roma en una guerra civil. Para evitar la guerra a toda costa, Octavio, Marco Antonio y un segundo comandante de César llegaron a un acuerdo para que entre los tres gobernasen el imperio romano en un triunvirato sin la necesidad de luchar entre ellos mismos. Lo que hicieron fue dividir los territorios y repartírselos de forma que todos quedaran satisfechos.
El ideal de esa unión, además de evitar la guerra, era castigar a los traidores que habían escapado después de asesinar a César. Cleopatra se mantuvo al margen para no involucrar a su país en una guerra. Otra razón por la que no mostró sus inclinaciones hacia alguno de los dirigentes romanos era porque prevenía una lucha entre ellos y recordaba que en Alejandría aún estaban las tropas que César había dejado para protegerla y una decisión errada podría significar demasiado.
En Grecia en el año 42 a.C. se llevó a cabo la batalla entre los ejércitos y finalmente Marco Antonio y Octavio obtuvieron la victoria.
Marco Antonio
Por su participación directa en la batalla, Marco Antonio fue considerado el nuevo líder de Roma. Luego, de que fuera liberando a las tierras del este de los asesinos republicanos, Marco Antonio se dirigió a tierras cercanas a Egipto y allí convocó a Cleopatra a un encuentro al que ella no asistió. Igualmente fue convocada una segunda vez para encontrarse con él y ella volvió a faltar . Fue a la tercera convocatoria cuando definitivamente aceptó encontrarse con el defensor de César.
Cleopatra tenía que empezar nuevamente a asegurar el futuro de su país, el de ella y el de su hijo por lo que intentaría una vez más conquistar a un líder romano. Su nuevo plan consistía en que Marco Antonio y ella se vieran en su barca real en medio de una lujosa fiesta y allí trataría de conquistarlo. Para lograrlo se vistió con las más finas prendas y se untó de exquisitos perfumes para que, con la debilidad que Marco Antonio sentía por las mujeres, no se le pudiera resistir. Su interés por él fue inicialmente porque Marco Antonio ahora tenía el mismo poder que Julio César tuvo algunos años atrás sobre el futuro de Egipto. A ella le interesaba tenerlo como su amigo o algo más y no como un adversario. Además, él había sido fiel servidor de César y eso debió ser importante para ella respecto a los prejuicios que pudiera tener para con él. Ambos llegaron a un acuerdo en el que Egipto pagaría la invasión de Marco Antonio a Persia. Después de haber conquistado a Julio César seguramente se sentía muy segura de sus habilidades para dominar a los hombres y se dispuso y atavió como la reina que era. Poniendo a prueba una vez más sus encantos comenzó a seducir a Marco Antonio y este, como una vez sucedió con César, cayó en sus brazos.
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Sus infalibles tácticas le aseguraron una vez más su permanencia en el trono egipcio. A pesar de ello, siguió con Marco Antonio a todas partes acompañándole en toda actividad que él realizara. Todo el tiempo que pasaban juntos fue fortaleciendo su relación y ella le propuso a Marco Antonio ir a Alejandría.
Marco Antonio debió tener en cuenta la principal intención que tenía Cleopatra, porque después de todo, él como militar también era un estratega y nadie asegura que realmente se enamoraron o no. Esta combinación de sentimientos hizo que Cleopatra y Marco Antonio hicieran un trato, apoyarse el uno al otro. Con ese propósito Marco Antonio le reconoció públicamente a Cleopatra ser la reina de Egipto.
Parte del trato era que como reina debía tener dominio absoluto sobre Egipto e incluso sobre la isla de Chipre, Siria y Libia. También le permitieron a Cleopatra ejecutar a su hermana y enemiga Arsínoe que en compañía de su hermano Ptolomeo XIII había conspirado en su contra tiempo atrás.
Marco Antonio se marcha de Egipto a defender un territorio que los persas estaban atacando. Tiempo después, cuando él se va a Roma a solucionar un problema con Octavio, este le propuso reforzar la relación delicada que existía entre ambos. En un gesto de desconfianza hacia Marco Antonio después de que su esposa Fulvia actuase en contra de Octavio, este le ofrece irrevocablemente que se case con su hermana Octavia y al dejarlo sin más opciones, Marco Antonio acepta el trato y accede a casarse con ella combirtiendose ambos en cuñados.
Cleopatra se sentía burlada porque consideraba seriamente a Marco Antonio como su pareja aunque no bajo los términos legales. No lo volvió a ver hasta pasados tres años durante los cuales él se encontraba en campañas militares en diferentes lugares. Ella había dado a luz a unos gemelos de Marco Antonio y cuando él tuvo la oportunidad de zafarse de su esposa que tenía intenciones de acompañarle, no tardó en citar a su amada Cleopatra para que se vieran después de esos tres años de su ausencia.
Monedas donde se aprecian las imágenes de Marco Antonio y Cleopatra VII |
Después de su victoria, Marco Antonio se va a celebrar su triunfo en Egipto organizando el típico festejo para las ocasiones de ese tipo.
Ella se aseguró de no perderlo de nuevo y se casó con él. Las tradiciones egipcias eran paganas para los romanos y obviamente su matrimonio no fue reconocido en el imperio de Roma, además, esta actitud de Marco Antonio fue muy mal vista porque la bigamia no era permitida entre los romanos y para empeorar toda la situación, reconoció públicamente a sus hijos y a Cesarión como el hijo de César. Sin embargo, a Marco Antonio no le importaba eso, lo que realmente le interesaba era vivir al lado de Cleopatra en el lugar más magnifico del mediterráneo.
A su nueva familia egipcia le concedió parte del imperio romano que estaba bajo su poder. Incluso, con el apoyo de Cleopatra invadió Partia en el año 34 a.C. Los múltiples errores cometidos por Marco Antonio terminaron de descalificarlo frente a Roma. A pesar de que Cleopatra lo había apoyado con dinero para la guerra, Marco Antonio perdió a muchos de sus soldados y terminó retirándose nuevamente a Egipto después de haber fracasado.
Octavio envió a su hermana Octavia a entregarle a su esposo Marco Antonio unas provisiones en Grecia. Marco Antonio acudió a la isla pero se negó a verla. Octavio ya había conseguido una razón con el consentimiento del cenado para declararle la guerra a Marco Antonio y adicionalmente puso como excusa la noticia de que Marco Antonio quería ser enterrado en Egipto y no en Roma, lo que en otras palabras significaba una traición.
Sin embargo, Octavio no atacó en el momento a Marco Antonio. Esperó que volviera a Egipto para embestir muy particularmente los territorios que el esposo romano de Cleopatra les había repartido a ella y a sus hijos. Estos territorios eran absolutamente amplios, Cleopatra y Marco Antonio gobernaron juntos sobre territorios en el Mediterráneo, en Europa e incluso Asia.
Octavio poco a poco fue induciendo a los romanos a ponerse en contra de Marco Antonio al hablar intencionalmente mal de su rival diciendo que él se encontraba bajo el dominio de Cleopatra y que por lo tanto, los territorios que él controlaba eran manejados igualmente por la reina de Egipto. Esto hizo que muchos romanos se sintieran traicionados por Marco Antonio y se pusieron en su contra. Obviamente, esta manipulación de Octavio le dio una gran ventaja sobre su oponente.
La guerra entre Octavio y Marco Antonio
Cuando Marco Antonio se divorcia de Octavia, su hermano le declara abiertamente la guerra. Cleopatra y él acumularon sus ejércitos en el Asia menor y se dispusieron a ir a Grecia a luchar contra Octavio.
En el campo de guerra, Marco Antonio tenía mucha más experiencia que Octavio en los asuntos estratégicos. Este hecho le hizo cometer un grave error, subestimar la fuerza y habilidad de su oponente quién había puesto a un general consagrado en la guerra a cargo de su ejército.
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Entre los hombres de Marco Antonio había un gran descontento causado por él. Cleopatra al igual que su esposo era muy buena estratega y no dudó en involucrarse directamente en el campo de batalla y en dar recomendaciones y ayudar a decidir a Marco Antonio sobre las tácticas que utilizarían. Los dirigentes del ejército se debieron sentir muy mal cuando la reina formaba parte del equipo y, seguramente, cuando se oponía a seguir sus consejos y en su lugar tomaba las decisiones con Marco Antonio.
Octavio tenía en cuenta que el poder de Marco Antonio si no era superior al suyo, era un gran oponente por lo que también se dedicó a planear sus tácticas de ataque. Poco a poco indujo a Marco Antonio a luchar en una batalla naval.
Durante el 31 a.C., en la costa griega, específicamente en Actium, apenas comenzó el enfrentamiento entre las flotas de Octavio y de Marco Antonio cuando muchos de los que lo apoyaban se rindieron ante Octavio. Este hecho demostró que el respaldo que tenía Marco Antonio y Cleopatra por los generales romanos de Egipto era relativo. Prontamente Octavio fue dominando la situación y Marco Antonio esperando lo peor le pidió a Cleopatra que se retirara en su barca real a un lugar seguro.
Una emboscada que tendió Octavio a sus enemigos puso en total desventaja a Marco Antonio y la situación se prestó -según se cree- para que se malinterpretaran las ordenes y este se vio obligado a retirarse también detrás del barco de la reina egipcia. Muchos consideraron el hecho como una reacción cobarde de Marco Antonio al abandonar a sus hombres. Sin embargo se cree que pudo haber sido una confusión en la estrategia.
Todo pudo haber sido una estrategia de que en el caso de que se perdiera la batalla, se debía proteger el tesoro que se encontraba en el barco con Cleopatra. A muchos les debió parecer que Marco Antonio simplemente se retiró porque Cleopatra lo hizo y él se encontraba totalmente dominado por ella.
Realmente la intención de ir detrás de Cleopatra era otra; lo vital era conservar el tesoro con el que podrían pagarle a los ejércitos para que los apoyasen y luchasen a su lado.
La derrota de Marco Antonio y Cleopatra
Cuando ambos vuelven a Egipto derrotados, empiezan a preparase para los siguientes acontecimientos. Sin embargo, sus actitudes hacia Octavio cambiaron mucho a partir de ese momento. Cleopatra y Marco Antonio le escribieron múltiples veces a Octavio para que dejara a sus hijos reinar sobre los territorios que les serían heredados.
Octavio no accedía a las peticiones de ambos pero sin embargo le hizo saber a Cleopatra que él le concedería cualquier cosa a cambio de la vida de Marco Antonio. Marco Antonio y Cleopatra se encontraban cada vez más en dificultades irreversibles puesto que más territorios se habían unido a Octavio en su lucha mientras ellos no lograban juntar nuevamente sus fuerzas.
Ella tenía entonces en sus manos la oportunidad de asegurarle a sus hijos el mando sobre los territorios que su padre Marco Antonio les había otorgado. Sin embargo, el amor que Cleopatra sentía por él no le permitió traicionarlo por ningún motivo a pesar de que las costumbres de la época fácilmente se lo hubieran permitido. Su decisión fue rechazar la oferta de Octavio y prepararse para lo que pudiera seguir.
La invasión romana llega a Egipto
Al año siguiente, Octavio después de haber derrotado a sus adversarios con tanta facilidad y al Cleopatra negarse a la oportunidad de que sus hijos mantuvieran el poder a cambio de la vida de Marco Antonio, no dudó en invadir a Egipto en busca de ellos. Hizo los preparativos para conducir su ejército hacia las costas egipcias mientras Marco Antonio se preparaba para un nuevo enfrentamiento.
La superioridad militar de Octavio sobre los egipcios y romanos que apoyaban a Marco Antonio hizo que mucho de ellos se rindieran haciéndole las cosas más sencillas aún al invasor.
Marco Antonio al ver esta situación de desastre y de derrota con sus propios ojos, al recibir falsas noticias de que Cleopatra se había suicidado por el irremediable triunfo romano, abatido anímicamente se dejó caer sobre su propia espada.
Impresionantemente Marco Antonio no murió en ese instante. En el momento en que lo encontraron, su cuerpo todavía guardaba fuerzas y rápidamente fue conducido al lugar donde Cleopatra se escondía de Octavio. Sin embargo, allí, en brazos de su reina, exhaló su último aliento.
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La muerte de la última reina de Egipto
Destrozada por la muerte de su querido Marco Antonio, Cleopatra es capturada por los soldados de Octavio. Su hijo Cesarión fue ejecutado por estos cuando intentaba escapar y en ese entonces Cleopatra lo perdió todo.
El hijo mayor de Marco Antonio también fue ejecutado y de los tres hijos que él y su esposa Cleopatra tenían, dos varones habían desaparecido y la hembra se encontraba en territorio extranjero como esposa del rey africano Juba.
Octavio había decidido hacerla prisionera y llevarla a Roma para pasearla por las calles como su prisionera. Ella tenía plena seguridad de que en algún momento sería ejecutada también por los romanos y su orgullo no le permitió vivir esa situación tan humillante.
Buscando alguna forma de mantener su honor, Cleopatra arregló con sus sirvientes que le llevaran una serpiente aspid oculta en un canasto. El aspid como la cobra tenían un significado muy importante dentro de la religión egipcia; estas protectoras de los faraones le podrían servir de enlace para llevarla con los dioses a través de su sagrada y mortal mordida.
Colocándose la serpiente en su pecho desnudo sintió los afilados colmillos atravesar su carne. Allí tendida y vestida con sus mejores ropas agonizó y murió la última reina de Egipto a la edad aproximada de 39 años. Con ella sucumbió la postrera dinastía de faraones y el sueño de independencia de su pueblo que ahora se convertiría en otra vulgar provincia romana.
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Octavio tuvo la generosidad de enterrar a Cleopatra junto a su esposo Marco Antonio. Al menos este hecho indica que a pesar de hacer sido derrotada físicamente, Octavio guardaba respeto por ella y lo demostró al permitir que la pareja permaneciera unida incluso en la eternidad.
En Roma Octavio se convirtió en el primer emperador romano y se llamó a si mismo César Augusto. Unificó los territorios y los puso bajo su mando terminando las guerras civiles que anteriormente había asediado al pueblo romano.
Cleopatra había muerto pero sus ideales seguían vivos y a pesar de que sus objetivos no los vio realizarse quedó inmortalizada por la huella que dejó de si misma en su pueblo y en sus rivales. Cleopatra fue recordada como la temible e inteligente mujer que casi gobernó a Roma al amar y ser amada por dos de sus más grandes líderes. En sus tiempos de reina fue vista por los egipcios como Isis y por los romanos como la ramera de César y Marco Antonio pero su inteligencia, sus habilidades, su osadía y valentía al enfrentar las situaciones que vivió al lado de ambos, y precisamente el tomar la decisión de suicidarse para evitarle a los egipcios el amargo trago de que su reina y simbólicamente su pueblo fueran humillados por los arrogantes romanos, la dejó como la triunfadora final de la guerra a pesar de haber perdido su vida. Hoy Cleopatra es recordada como una gran reina egipcia y Octavio, después llamado César Augusto, es recordado como el villano romano que la obligó a morir.
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N° 4. Septiembre 2002 |